Jornada sobre la sucesión en la empresa familiar: el protocolo familiar

El pasado 4 de abril, en la Universidad de Alicante, el Círculo de Economía de la Provincia de Alicante organizó junto con el máster en dirección y gestión de PYMES, la cátedra Prosegur de la UA y AEFA, una jornada sobre La sucesión en la empresa familiar: el protocolo familiar, coordinada por Deloitte y con la participación de representantes de las empresas Grupo Camacho, EDS Alimentaria y Gioseppo. 

Juan Andrés Torregrosa, secretario del Consejo de Administración del Grupo Camacho –grupo de empresas del sector del reciclaje, especializada en el vidrio-que comenzó haciendo un recorrido muy rápido a la historia de la compañía desde su fundación en Madrid en 1958 por Antonio Gómez Camacho recogiendo botellas con un carro para su reutilización, su desplazamiento posterior a Alicante; y hasta la situación actual, con plantas de tratamiento de residuos en Caudete, Murcia y San Vicente, y un importante laboratorio de I+D+i para desarrollo de productos con la base del vidrio.
En estos momentos, el grupo está ya en segunda generación con dos hijos trabajando en la empresa y una hija más, con participación en la empresa pero que trabaja fuera de la misma, que es la esposa del ponente, Juan Andrés, que la sustituye en el Consejo de Administración del Grupo.
Su protocolo familiar data del año 2002 y se concretó tras un año de reuniones, asesorados por un consultor externo. Se abordó, decía Juan Andrés, en un momento dulce de la compañía, con buenas sensaciones tanto económicas como familiares, que se siguen manteniendo en la actualidad.  Y en el mismo se abordan una serie de normas a veces duras, pero necesarias y aceptadas por todos para asegurar la continuidad de la empresa (no pueden participar los cónyuges de los propietarios –salvo Juan Andrés, que ya estaba en el momento de la redacción del protocolo y  que, además, representa un tercio de la propiedad-; o que no deben entrar los hijos, y si alguno lo hace en el futuro lo hará con criterios exclusivamente profesionales –formación universitaria adecuada y al menos un idioma extranjero-).
El protocolo, decía Juan Andrés, es imprescindible porque el futuro siempre es imprevisible, y en el protocolo encontramos respuestas a cualquier situación que se pueda producir (así ha sido hasta ahora).
Y para sintetizar la importancia del protocolo en la empresa familiar, terminaba con una frase “el corazón no siempre atiende a la razón”.   
ESTO SE VEISUALIZA BIEN, O Q PASA?

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